jueves, 1 de julio de 2010

La polémica del Estatut: editoriales altamente previsibles

Los grandes periódicos de Madrid y Barcelona, cada vez menos grandes por cierto y agárrense que ahora viene el temido verano para sus economías, no han presentado grandes novedades a la hora de comentar la largamente esperada sentencia del tribunal Constitucional sobre el ¿nuevo? Estatuto de Autonomía de Cataluña. Cada cual ha tirado por dónde solía y todos se han mantenido en sus más que previsibles posturas, con diferentes matices.

Dentro del bloque de los más críticos con el alcance del texto y más favorables a las posiciones del PP, La Razón ha sido el diario más comedido, mientras ABC, El Mundo y La Gaceta han subido más el tono. La Razón centró su discurso en la necesidad de acatar el fallo, algo en lo que coincide, por ejemplo, con El País aunque sus análisis sean divergentes. El Mundo utiliza palabras de más grueso calibre y habla de “apaño” político de última hora y de “chapuza” jurídica. ABC, por su parte, acusa a Zapatero de “frivolidad” en su “aventura confederal”, al igual que La Gaceta.

“La sentencia se queda corta”, dice ABC; es “acomodaticia” o un mero “retoque”, según La Gaceta. En esto último coincide El País, pero viéndolo de forma favorable: “el fondo del texto parece escasamente modificado y hace desaparecer los peores augurios de una gran recorte”, parece concluir aliviado. Pero esos recortes –que significan una revisión “a la baja” del Estatut de 2006 según El Periódico de Catalunya– dejan, en opinión de La Vanguardia, “un sabor muy agridulce en la sociedad catalana”. Opiniones, pues, para todos los gustos.

El País prefiere ver la botella medio llena, es decir, los aspectos positivos que la sentencia tiene incluso para los nacionalistas catalanes, que deberían poder asumirla. Pero tanto La Vanguardia como El Periódico se muestran entre desconfiados, remisos y defraudados. Para ellos, el Constitucional rompe el “pacto” entre España y Cataluña y torna más difícil sus relaciones. No obstante, como periódicos de orden, apelan a la necesidad de retomar el entendimiento, que no exime de la presión democrática que debe ejercerse.

Cuatro son, según creo, los puntos fundamentales del análisis político que los principales medios realizan de la noticia: la naturaleza del Estatut, a quiénes se apunta como culpables, quiénes son los vencedores o vencidos, y cuáles pueden ser las consecuencias futuras.

Aparece de forma muy nítida que los dos diarios catalanes hablan del Estatut como un pacto entre Cataluña y España. La palabra clave es “pacto” y el trasfondo, aunque no se mencione explícitamente, la bilateralidad de esas relaciones. No participan de ese mismo análisis el resto de los diarios madrileños. El “pacto” bilateral es lo que ya el PNV intentó consagrar, y no lo consiguió, durante la gestación de la Constitución de 1978. El fondo de este debate es doctrinal y se refiere al modelo de Estado. Si se admite la bilateralidad, lo que se pone en discusión es el modelo autonómico porque se pretendería ir hacia otro confederal. Las posturas están aquí muy divididas. ¿Debe haber diecisiete “pactos” para cada una de las diecisiete comunidades autónomas? En el caso catalán se está debatiendo algo más que el futuro de Cataluña.

En el ámbito de los culpables de la situación casi todos apuntan, como es lógico, en primer lugar, al propio Tribunal Constitucional con sus demoras, sus litigios internos y su deteriorada reputación. ABC apunta en el título de su editorial (“Zapatero, ante su último fracaso”) al presidente del Gobierno, al igual que La Gaceta, que señala que fue él quien “dio alas al Estatut”. Pero también lo hace La Vanguardia, que lo acusa de actuar “movido por razones prioritariamente tácticas”, y desconociendo “la realidad profunda de Catalunya”. El Periódico se muestra más condescendiente y no le ataca. El PP es también objeto de alguna crítica, especialmente en este último diario, pero ABC defiende su actuación, a través del recurso, como “un servicio al Estado”. Con parecidos argumentos defiende La Razón la posición de los populares.

Como dice el editorial de El Mundo, “los líderes políticos quisieron transmitir ayer a la sociedad sensaciones de vencedores y vencidos y de contumacia en la pelea”. A ninguno de ellos le da plena razón. Para los diarios catalanes, el Estatut ha sido frenado, pese a lo cual, en línea con las declaraciones hechas desde Moncloa, El Periódico señala explícitamente que “el PP no ha ganado”. La Vanguardia se preocupa, como El País, por señalar los puntos en que el Estatut no ha sido apenas tocado, como en el caso de la lengua. Quienes señalan a Zapatero como culpable, evidentemente también lo muestran como uno de los vencidos, pero también el presidente catalán Montilla aparece como uno de los damnificados por la nueva situación creada.

En todo caso, prácticamente todos están de acuerdo, en el terreno de las consecuencias, de los complicados tiempos que nos aguardan. El Mundo augura “un período de elevada conflictividad” y señala que “España sale debilitada”. La Vanguardia afirma que “años de pleitos nos aguardan”. ABC apunta que “hay dos opciones: o meter a Cataluña es un proceso de insubordinación constitucional, o abrir un período de recomposición del Estado autonómico”. El Periódico junta filas con Montilla en su respuesta y apela, como El País, a la responsabilidad de las instituciones. Claro que, si bien El País intenta que la sentencia no se convierta en “argumento electoral” por parte de unos y de otros, la solución que pide La Vanguardia es la contraria. “Que hablen las urnas”, titula su editorial, y de hecho termina con esa petición de elecciones: “nada justifica una demora táctica ante un otoño fatídico”, dice. Y concluye: “Que el pueblo dicte sentencia”.