viernes, 10 de julio de 2015
De excursión con Paco, gigante y titán
domingo, 9 de febrero de 2014
Adiós, Enrique, “compañero y sin embargo amigo”
sábado, 31 de agosto de 2013
Martín Ferrand, profesor de radio en la Universidad de Navarra
Publiqué en 2009 un libro sobre la historia de la Facultad, que celebraba sus cincuenta años de vida, y en él lógicamente hablaba de ese episodio de la vida de Martín Ferrand. Estaban comenzando a despegar las enseñanzas teóricas y prácticas de radio en el Instituto. Las buenas relaciones que su primer director Antonio Fontán mantenía con la cadena SER, donde su hermano Eugenio ocupaba ya puestos directivos, facilitó la venida del joven periodista. Antonio Fontán le escribía a su sucesor al frente del Instituto, Ángel Benito, el 26 de diciembre de 1964:
"Eugenio cree que es una buen adquisición para el Instituto y que el propio Martín saldrá beneficiado interrumpiendo una actividad prematuramente desbordante, simultánea en Radio, Prensa y Televisión, que podía quemarlo de haber seguido a ese ritmo. Una temporada de trabajo docente y de estudio puede ayudarle a completar su propia formación".
Leídas casi cincuenta años después de haber sido escritas, y con el frescor que tienen como sincera comunicación interpersonal, estas líneas alcanzan un especial valor por lo reveladoras que resultan acerca de las características del personaje, vistas ya desde su juventud.
Durante casi dos años Martín Ferrand estuvo al pie del cañón enseñando radio, algo que entonces prácticamente no se hacía, a nivel universitario. Durante los primeros meses de 1965 coincidió con un profesor norteamericano de radio, Robert Bruce Underwood, que vino al Instituto de Periodismo gracias a una beca Fulbright. Iñaki Gabilondo primero, y Ángel Faus después y por largo tiempo, tomarían el relevo a Martín Ferrand, quien dirigió las prácticas de los alumnos, cuyos programas luego se emitían en las radios locales. Desde 1964 el Instituto contaba con unos estudios de radio con un equipamiento profesional.
Sirvan estos recursos para dar a conocer, siquiera sea brevemente, esta faceta menos conocida –pero no por ello menos valiosa– del legado de este "periodista total" a su paso por la Universidad de Navarra.
jueves, 20 de diciembre de 2012
Se veía venir: la COPE se come a Punto Radio
Durante ocho años, desde 2004 hasta 2012, Vocento intentó tener una presencia fuerte en el sector radiofónico, pero la saturación del mercado (con cuatro grandes cadenas a nivel nacional, tres privadas y una pública), y la falta de una fórmula propia y diferenciada, especialmente con respecto a las más afines ideológicamente COPE y Onda Cero, la condenaron a un cierto ostracismo. El EGM nunca le llegó a dar más de medio millón de oyentes, cifra notoriamente insuficiente. La recesión económica de estos últimos tiempos ha sido la puntilla de este proyecto.
COPE sale ganando en número de postes y amplitud geográfica de cobertura: algo que venía persiguiendo desde hacía tiempo para poder competir en mejores condiciones con Onda Cero y la todopoderosa SER. Habrá que ver cómo encajan las nuevas piezas de Vocento en el organigrama de la cadena episcopal. Las cohabitaciones exigen de un tiempo de adaptación y, si no se hacen las cosas con tino, pueden surgir celos y desavenencias en las alturas, y no sólo en los inevitables despidos que se ciernen sobre trabajadores de la cadena de la hasta ahora cadena de Vocento. Recuérdese lo que ocurrió con los acuerdos de colaboración, en materia de información, entre Onda Cero y El Mundo allá por 2001 y 2002.
lunes, 13 de febrero de 2012
Comunicación de vacas flacas
Circula con frecuencia la afirmación de que la izquierda en España sabe comunicar mientras la derecha no sabe. Creo que es una generalización excesiva y que no resiste la crítica histórica. Por ejemplo, en los años noventa el liderazgo de Aznar en el Partido Popular se notó también en una mayor profesionalización de la tarea de comunicar lo que se hacía, primero desde la oposición y luego desde el gobierno. Y así llegó la primera mayoría absoluta del PP en el año 2000, llevada a cabo de forma inteligente desde el punto de vista estratégico. Se tiende a pensar que las victorias del PP han sido más por demérito del rival que por los propios aciertos, cosa que tampoco comparto.
En todo caso, me interesa recalcar el hoy y ahora, léase febrero de 2012, de la comunicación del nuevo gobierno de Mariano Rajoy. Es lo que podríamos denominar comunicación de vacas flacas porque los tiempos han venido así dados. Es todo un reto el que tienen ante sí los estrategas del gobierno y del PP para hacer de la necesidad virtud. Es más fácil y placentero, qué duda cabe, comunicar buenas noticias. Mucho más complicado resulta, y esa es la tesitura presente, tener que pintar el próximo panorama económico muy negro por un tiempo y, sin embargo, tratar de suscitar y vender esperanza. El tiempo juzgará si están sabiendo aplicarse en esta ardua tarea.
Durante algunos meses se podrán refugiar aún en la “herencia recibida”, que no han tardado en calificar de “envenenada” para ver si el adjetivo consigue permear la opinión pública y la publicada. El principal partido de la oposición se encuentra poco habilitado para la crítica pues todavía se le recuerda con facilidad como el principal culpable del estado de cosas. Pero es un argumento que tiene caducidad y no puede sostenerse durante toda una legislatura.
Por el momento, eso sí, no deja resultar llamativo cómo se han vuelto las tornas en cuanto al nivel de confianza en el gobierno y en la oposición. Según el último barómetro de Demoscopia para el diario El País, al 67 % de los encuestados Rubalcaba le inspiraba poca o ninguna confianza (entre ellos al 30% de los votantes socialistas). Esos datos eran los que habitualmente cosechaba Rajoy en la oposición. En el fondo, parece que muchos españoles, piensen lo que piensen en política, están deseando que el nuevo gobierno acierte… por la cuenta (corriente) que nos trae.
jueves, 2 de febrero de 2012
Alfonso Nieto sigue entre nosotros
Puede parecer una paradoja que haya elegido este título a la hora de glosar, en una primera reacción, el fallecimiento de Alfonso Nieto. No lo es porque su fecunda vida, exprimida hasta el último momento con una intensidad humana, académica y profesional fuera de lo común, ha dejado abundante rastro en tantas personas que lo conocimos y tratamos, especialmente en su querida Facultad de Comunicación. No se ha ido, pues, sino que ha decidido quedarse entre nosotros para que su ejemplo de vida siga espoleándonos a vivir con pasión nuestra tarea de investigadores y docentes en el amplio campo de la comunicación.
Recuerdo que hace casi tres años, cuando publiqué el libro sobre la historia de la Facultad en su 50º aniversario, don Alfonso se me enfadó al comprobar que, en el índice onomástico, él era quien más veces aparecía mencionado. Mi respuesta fue primero gestual: un encogerme de hombros acompañado luego de unas simples palabras que más o menos fueron “yo no tengo la culpa, la historia es la historia…”.
En efecto, Alfonso Nieto fue no sólo uno de los pilares de esta Facultad en sus inicios, después de asumir la dirección del entonces Instituto de Periodismo en diciembre de 1967, sino también uno de los principales artífices de la creación de las Facultades de Ciencias de la Información en España entre 1969 y 1972, es decir, la elevación oficial a rango universitario superior de dichos estudios.
Cada vez me produce más rechazo referirme al fallecimiento de personas ilustres como “una pérdida irreparable”. No sólo por un sentido cristiano de la vida, que nos hace ver que estamos en este mundo simplemente por algún tiempo, sino porque en el caso de vidas auténticamente logradas, el influjo de sus legados permanece. Y ese es el caso de don Alfonso, maestro para tantos de nosotros en el sentido clásico del término.
Tengo ante mi pantalla de ordenador la presentación en PowerPoint que había preparado con esmero para las clases con sus alumnos del Máster en Comunicación Política y Corporativa de este curso, y que finalmente no pudo dar al sobrevenirle la recaída final en su enfermedad. Se titulaba: “Comunicación Institucional e Intangibilidad. Reflexiones sobre su valoración”. Reflexionemos y valoremos justamente todo lo que él nos ha comunicado con su vida y con su obra. No le tenemos ya físicamente entre nosotros pero sí de esa forma intangible. El punto 1.1.B. de su primera diapositiva decía esquemáticamente: “Patrimonio intangible de comunicación”. ¡Qué gran definición para considerar lo que es ahora él para nosotros!