Esta situación abarca además al conjunto de la clase política. Resulta desolador que ni Rodríguez Zapatero ni Rajoy alcanzan unas cotas de confianza altas entre sus propios votantes: al 42% de los socialistas y 48,9% de los populares, respectivamente, les inspiran poca o ninguna confianza sus propios líderes. Además, ninguno de los ministros del actual gobierno alcanza el aprobado.
Difícilmente puedan arreglar sus problemas de percepción pública y de credibilidad el PSOE y el PP mediante meras acciones de marketing político. La crisis económica, en el primero de los casos, y la división interna en el segundo necesitan de una regeneración de mayor calado. De lo contrario, el fantasma de la abstención se cernirá sobre ambos en las próximas citas electorales.