viernes, 10 de julio de 2015

De excursión con Paco, gigante y titán

Como no sé por dónde empezar, comenzaré por el principio, que es lo más seguro en estos casos. Son tantos los recuerdos sobre Paco Gómez Antón que se me agolpan y piden paso para ser expresados que temo se produzca una montonera de esas que se forman a veces en el callejón de la plaza de toros al final de los encierros de San Fermín. En medios de la fiesta se nos ha ido. Muchos sabíamos de su delicado estado de salud y que podía suceder en cualquier instante. Yo tuve el presentimiento a finales del pasado mes de octubre. En mi última despedida de él en México DF, junto con los profesores Jordi Rodríguez Virgili y Elena Gutiérrez, me dio un abrazo tan fuerte que me estrujó el alma: así, literalmente, son de esos que te llegan al corazón. Era, lo sabíamos, el último seguramente. Ahí estaba él, en su silla de ruedas, con sus visibles achaques pero con la cabeza lúcida y con esa fortaleza que siempre le ha acompañado y que tiraba de él continuamente para arriba. Y allá arriba ha llegado a buen seguro.

Es difícil encontrar a un profesor que reciba con abrumadora unanimidad el calificativo de maestro. Paco era una de ellos. Resulta difícil olvidar, para tantos periodistas y comunicadores que pasaron por sus manos, sus clases –valga la redundancia– magistrales de Instituciones Jurídico Políticas Contemporáneas. Eran como irse de excursión con él por los principales países del mundo, por esas “siete potencias” que luego dieron título al libro que resumió sus enseñanzas. Conocía al dedillo, y con la experiencia vivida, todos ellos y muchos más, pues la vida de Paco –o Don Francisco para quienes éramos aún sus alumnos– dio para mucho… y sobre todo, dio mucho.

He tenido el privilegio, que debo a la insistencia de Aires Vaz –y este lo sabe–, de haber podido bucear en el archivo de la Facultad de Comunicación para escribir la historia de sus primeros cincuenta años de vida. Ahí, entre los papeles, me encontré a auténticos “gigantes”, a quienes ya conocía por haber sido o ser aún colegas de claustro. Uno de ellos fue, por supuesto, Paco. Los papeles hablan más de lo que parecen. Recuerdo cuando me dio personalmente dos informes estratégicos de la Junta Directiva de la Facultad que tomó posesión en 1975, y de la que el entró a formar parte. Eran familiarmente llamados “el canuto blanco” y “el canuto verde”, porque estaban encuadernados con canutillos de esos dos colores. Ahí se contenían ambiciosos planes que luego se hicieron realidad en buena parte. Eran la hoja de ruta de una Facultad que tenía los problemas lógicos, pero también las ventajas, de su juventud.

No menos apabullado me quedé con la gran empresa de impacto internacional que impulsó y lideró: el PGLA, o Programa de Graduados Latino Americanos, entre 1972 y 1990. Entre trescientos y cuatrocientos periodistas de trece países pasaron medio año de sus vidas en Pamplona cursándolo. Visto así, sin más, la cosa parece sencilla, máxime si además se contaba con la ayuda económica de la fundación alemana Aktion Adveniat. Yo, que me leí todos los papeles, correspondencia y demás documentación del archivo, puedo dar fe de que aquello fue obra de titanes. No puedo ni debo entrar en detalles pero lo digo con rotundidad y sinceridad plena. Tuve que derrochar paciencia, fortaleza y generosidad a manos llenas. El profesor Gómez Antón fue uno de los máximos “culpables” de la alta reputación que todavía hoy tiene la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra por tierras americanas. Poco tiene de extraño que, tras su jubilosa jubilación y poner por escrito sus célebres Desmemorias (libro cuya lectura no tiene desperdicio), hiciese de nuevo y por última vez “las Américas”, a su México lindo y querido que le acogió como solo los mexicanos saben hacer.

Muchas gracias, Paco, por ponernos el listón tan alto. Eras, así me gustaba decirlo con toda reverencia, nuestra “reliquia” de 1958, el año aquel en que echó a andar el Instituto de Periodismo. Por eso estabas en aquella hermosa y florida orla que colgaba de tu despacho con los alumnos de la primera promoción. La vida continúa. Las promociones que ahora se gradúan son distintas, qué duda cabe, a las de antaño: cuestión de manías generacionales. Cada vez que os vais aquellos que pusisteis los fundamentos de nuestra FCOM me entran más ganas de introducir en el plan de estudios una asignatura, obligatoria, llamada: “Historia de FCOM”. La memoria histórica de lo que hicisteis no puede, no debe perderse. ¿Habrá que pedir un nuevo “Modifica” a la ANECA para que se apruebe?

domingo, 9 de febrero de 2014

Adiós, Enrique, “compañero y sin embargo amigo”

Debo a Enrique Alcat, fallecido anteayer en Madrid, el título de este obituario. ¡Qué mejor homenaje puedo hacerle más que emplear la irónica frase, llena de cariño, con que él solía presentarme: compañero y sin embargo amigo! Era experto en comunicación, sí, pero sobre todo un hombre leal, íntegro y amigo de sus amigos, entre los que yo tenía la dicha de encontrarme.

Nos conocimos un mes de octubre de 1980, cuando ambos iniciamos juntos la carrera de Periodismo en la Universidad de Navarra. De entonces, tras cinco años de intensa convivencia en las aulas del Edificio Central, data nuestra amistad, que recobró especial intensidad desde que en 2004 se incorporó como profesor en el Máster en Comunicación Política y Corporativa (MCPC) que yo dirigía. ¡Cuántos encuentros y comidas en Madrid, Barcelona y Pamplona! Y hablábamos… de todo, de lo divino y de lo humano, desde los retos de la comunicación en nuestra compleja sociedad y de la crisis de valores que la aqueja, hasta del siguiente partido de Osasuna y del Barça, pues ambos compartíamos nuestra pasión rojilla y culé.

La comunicación era su pasión profesional y además sabía transmitirla: a sus múltiples clientes en cursos de formación, a la audiencia en general a través de sus libros de divulgación, y a los futuros comunicadores en sus clases. A finales del pasado mes de junio, dado que había sido nombrado padrino de la novena promoción del MCPC, tuvo que dictar su lección magistral en el Aula Magna de la Universidad. Hablando a los nuevos graduados les dijo al final: “El amor lo es todo en esta vida y en esta profesión. Esta profesión que ustedes y yo hemos elegido es una magnifica forma de vida. Yo me enamoré en esta universidad de la comunicación”. Junto con el amor, otra de sus ideas clave era la verdad, como también les resumió aquel día: “Decir la verdad. Ser libres”, para ser capaces de “generar confianza a través de la credibilidad personal”.

Su notoriedad pública le llevó a aceptar puestos de gran responsabilidad, que ejerció con profesionalidad, sentido de la iniciativa y espíritu de servicio a la profesión, como la dirección ejecutiva del Programa Superior en Gestión Empresarial y Dirección de Comunicación, del IE Business School, y su elección como vocal de la Junta Directiva de la Asociación de Directivos de Comunicación (Dircom).

Había hecho planes para ir a visitarle, y el lo sabía, este fin de semana a Majadahonda. Dios, que sabe más, ha querido que las cosas hayan ido de otro modo. Me quedo con las últimas conversaciones que mantuve con él por teléfono y por WhatsApp. “Debo mucho a mi querida UNAV y tú lo sabes”, me decía. Y añadía: “Y que sea siempre la voluntad de Dios”.


Su último libro, La tormenta perfecta. Diez casos de crisis que conmovieron España. Cómo se gestionaron y cómo debieron resolverse, salió al mercado el mismo día de su marcha. Nos ha dejado, sí, pero nos ha legado unas últimas páginas para que sigamos aprendiendo con él, para que sigamos haciendo de la comunicación una profesión que ayude a tender los necesarios puentes de confianza entre la sociedad, la empresa y la política.

sábado, 31 de agosto de 2013

Martín Ferrand, profesor de radio en la Universidad de Navarra

En los obituarios y columnas publicados sobre Manuel Martín Ferrand, el periodista gallego fallecido ayer a los 72 años y justamente calificado como "el periodista total", se ha abundado sobre sus múltiples quehaceres e iniciativas en prensa, radio y televisión, por los que ha sido más reconocido. Faltan quizás unos apuntes sobre una de sus facetas más desconocidas: la de profesor. Lo fue durante casi dos años, entre enero de 1965 y septiembre de 1966, en el entonces Instituto de Periodismo de la Universidad de Navarra, hoy Facultad de Comunicación.

Publiqué en 2009 un libro sobre la historia de la Facultad, que celebraba sus cincuenta años de vida, y en él lógicamente hablaba de ese episodio de la vida de Martín Ferrand. Estaban comenzando a despegar las enseñanzas teóricas y prácticas de radio en el Instituto. Las buenas relaciones que su primer director Antonio Fontán mantenía con la cadena SER, donde su hermano Eugenio ocupaba ya puestos directivos, facilitó la venida del joven periodista. Antonio Fontán le escribía a su sucesor al frente del Instituto, Ángel Benito, el 26 de diciembre de 1964:

"Eugenio cree que es una buen adquisición para el Instituto y que el propio Martín saldrá beneficiado interrumpiendo una actividad prematuramente desbordante, simultánea en Radio, Prensa y Televisión, que podía quemarlo de haber seguido a ese ritmo. Una temporada de trabajo docente y de estudio puede ayudarle a completar su propia formación".

Leídas casi cincuenta años después de haber sido escritas, y con el frescor que tienen como sincera comunicación interpersonal, estas líneas alcanzan un especial valor por lo reveladoras que resultan acerca de las características del personaje, vistas ya desde su juventud.

Durante casi dos años Martín Ferrand estuvo al pie del cañón enseñando radio, algo que entonces prácticamente no se hacía, a nivel universitario. Durante los primeros meses de 1965 coincidió con un profesor norteamericano de radio, Robert Bruce Underwood, que vino al Instituto de Periodismo gracias a una beca Fulbright. Iñaki Gabilondo primero, y Ángel Faus después y por largo tiempo, tomarían el relevo a Martín Ferrand, quien dirigió las prácticas de los alumnos, cuyos programas luego se emitían en las radios locales. Desde 1964 el Instituto contaba con unos estudios de radio con un equipamiento profesional.

Sirvan estos recursos para dar a conocer, siquiera sea brevemente, esta faceta menos conocida –pero no por ello menos valiosa– del legado de este "periodista total" a su paso por la Universidad de Navarra.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Se veía venir: la COPE se come a Punto Radio

El acuerdo de asociación de las emisoras de Vocento con las de la cadena COPE era cuestión de tiempo. Se veía venir. Punto Radio nunca llegó a cuajar y resultaba deficitaria. El lavado de imagen con la introducción de la marca ABC estaba condenado al fracaso. Cuando una marca periodística no funciona, este tipo de parches no suelen servir. Por supuesto, aunque externamente se venda como una fusión, el pez grande se ha comido al chico: como ha titulado El País, "la COPE absorbe ABC Punto Radio".

Durante ocho años, desde 2004 hasta 2012, Vocento intentó tener una presencia fuerte en el sector radiofónico, pero la saturación del mercado (con cuatro grandes cadenas a nivel nacional, tres privadas y una pública), y la falta de una fórmula propia y diferenciada, especialmente con respecto a las más afines ideológicamente COPE y Onda Cero, la condenaron a un cierto ostracismo. El EGM nunca le llegó a dar más de medio millón de oyentes, cifra notoriamente insuficiente. La recesión económica de estos últimos tiempos ha sido la puntilla de este proyecto.

COPE sale ganando en número de postes y amplitud geográfica de cobertura: algo que venía persiguiendo desde hacía tiempo para poder competir en mejores condiciones con Onda Cero y la todopoderosa SER. Habrá que ver cómo encajan las nuevas piezas de Vocento en el organigrama de la cadena episcopal. Las cohabitaciones exigen de un tiempo de adaptación y, si no se hacen las cosas con tino, pueden surgir celos y desavenencias en las alturas, y no sólo en los inevitables despidos que se ciernen sobre trabajadores de la cadena de la hasta ahora cadena de Vocento. Recuérdese lo que ocurrió con los acuerdos de colaboración, en materia de información, entre Onda Cero y El Mundo allá por 2001 y 2002.

lunes, 13 de febrero de 2012

Comunicación de vacas flacas

Circula con frecuencia la afirmación de que la izquierda en España sabe comunicar mientras la derecha no sabe. Creo que es una generalización excesiva y que no resiste la crítica histórica. Por ejemplo, en los años noventa el liderazgo de Aznar en el Partido Popular se notó también en una mayor profesionalización de la tarea de comunicar lo que se hacía, primero desde la oposición y luego desde el gobierno. Y así llegó la primera mayoría absoluta del PP en el año 2000, llevada a cabo de forma inteligente desde el punto de vista estratégico. Se tiende a pensar que las victorias del PP han sido más por demérito del rival que por los propios aciertos, cosa que tampoco comparto.

En todo caso, me interesa recalcar el hoy y ahora, léase febrero de 2012, de la comunicación del nuevo gobierno de Mariano Rajoy. Es lo que podríamos denominar comunicación de vacas flacas porque los tiempos han venido así dados. Es todo un reto el que tienen ante sí los estrategas del gobierno y del PP para hacer de la necesidad virtud. Es más fácil y placentero, qué duda cabe, comunicar buenas noticias. Mucho más complicado resulta, y esa es la tesitura presente, tener que pintar el próximo panorama económico muy negro por un tiempo y, sin embargo, tratar de suscitar y vender esperanza. El tiempo juzgará si están sabiendo aplicarse en esta ardua tarea.

Durante algunos meses se podrán refugiar aún en la “herencia recibida”, que no han tardado en calificar de “envenenada” para ver si el adjetivo consigue permear la opinión pública y la publicada. El principal partido de la oposición se encuentra poco habilitado para la crítica pues todavía se le recuerda con facilidad como el principal culpable del estado de cosas. Pero es un argumento que tiene caducidad y no puede sostenerse durante toda una legislatura.

Por el momento, eso sí, no deja resultar llamativo cómo se han vuelto las tornas en cuanto al nivel de confianza en el gobierno y en la oposición. Según el último barómetro de Demoscopia para el diario El País, al 67 % de los encuestados Rubalcaba le inspiraba poca o ninguna confianza (entre ellos al 30% de los votantes socialistas). Esos datos eran los que habitualmente cosechaba Rajoy en la oposición. En el fondo, parece que muchos españoles, piensen lo que piensen en política, están deseando que el nuevo gobierno acierte… por la cuenta (corriente) que nos trae.

jueves, 2 de febrero de 2012

Alfonso Nieto sigue entre nosotros

Puede parecer una paradoja que haya elegido este título a la hora de glosar, en una primera reacción, el fallecimiento de Alfonso Nieto. No lo es porque su fecunda vida, exprimida hasta el último momento con una intensidad humana, académica y profesional fuera de lo común, ha dejado abundante rastro en tantas personas que lo conocimos y tratamos, especialmente en su querida Facultad de Comunicación. No se ha ido, pues, sino que ha decidido quedarse entre nosotros para que su ejemplo de vida siga espoleándonos a vivir con pasión nuestra tarea de investigadores y docentes en el amplio campo de la comunicación.

Recuerdo que hace casi tres años, cuando publiqué el libro sobre la historia de la Facultad en su 50º aniversario, don Alfonso se me enfadó al comprobar que, en el índice onomástico, él era quien más veces aparecía mencionado. Mi respuesta fue primero gestual: un encogerme de hombros acompañado luego de unas simples palabras que más o menos fueron “yo no tengo la culpa, la historia es la historia…”.

En efecto, Alfonso Nieto fue no sólo uno de los pilares de esta Facultad en sus inicios, después de asumir la dirección del entonces Instituto de Periodismo en diciembre de 1967, sino también uno de los principales artífices de la creación de las Facultades de Ciencias de la Información en España entre 1969 y 1972, es decir, la elevación oficial a rango universitario superior de dichos estudios.

Cada vez me produce más rechazo referirme al fallecimiento de personas ilustres como “una pérdida irreparable”. No sólo por un sentido cristiano de la vida, que nos hace ver que estamos en este mundo simplemente por algún tiempo, sino porque en el caso de vidas auténticamente logradas, el influjo de sus legados permanece. Y ese es el caso de don Alfonso, maestro para tantos de nosotros en el sentido clásico del término.

Tengo ante mi pantalla de ordenador la presentación en PowerPoint que había preparado con esmero para las clases con sus alumnos del Máster en Comunicación Política y Corporativa de este curso, y que finalmente no pudo dar al sobrevenirle la recaída final en su enfermedad. Se titulaba: “Comunicación Institucional e Intangibilidad. Reflexiones sobre su valoración”. Reflexionemos y valoremos justamente todo lo que él nos ha comunicado con su vida y con su obra. No le tenemos ya físicamente entre nosotros pero sí de esa forma intangible. El punto 1.1.B. de su primera diapositiva decía esquemáticamente: “Patrimonio intangible de comunicación”. ¡Qué gran definición para considerar lo que es ahora él para nosotros!

lunes, 30 de enero de 2012

Indignados con El País

El artículo-reportaje sobre el entorno de la candidatura de Chacón, aparecido ayer domingo en El País, ha provocado indignación en las filas de la candidata e incluso entre neutrales. Cierto es que se trata de una indignación sorda por motivos tácticos porque no se quiere entrar al trapo. Llevar la iniciativa es importante y ese señuelo podría desviar la atención de lo verdaderamente importante. Pero han sido significativas las airadas reacciones tuiteras de personas como Jordi Sevilla y Javier Solana, este último especialmente por sus conocidas buenas relaciones con Rubalcaba.

En todo caso, poco puede extrañar que un diario como El País, cuyas afinidades hacia Rubalcaba son por todos conocidas, haya publicado una pieza de ese calibre. Quedan en el aire algunas preguntas. ¿Ve el equipo de Rubalcaba tan insegura la victoria de su candidato en el congreso del PSOE como para tener que recurrir, a seis días vista, a publicar algo que inevitablemente sabían que iba a resultar controvertido? ¿Recurrir a ello no es acaso dar muestras públicas de un nerviosismo que se puede interpretar como inseguridad en sus posibilidades de victoria? ¿No pensaron que podía tener, como está sucediendo en algunos sectores del partido, un efecto bumerán, es decir, contrario al mensajero? ¿No se habrá traspasado tal vez la frontera del "fair play" que unos y otros decían respetar?

Los nervios está a flor de piel, y los días de campaña interna que quedan pueden depararnos aún algunas sorpresas. Este fin de semana fueron los apoyos de Felipe González y Teresa Fernández de la Vega a Rubalcaba y Chacón respectivamente. Aún quedan importantes dirigentes del partido que no han manifestado su posición y cuya opinión podría hacer inclinar la balanza hacia uno u otra. Y sobre todo, por supuesto, los delegados que son quienes votan al secretario general.